Además, debido a que la objetividad en el periodismo no existe, estas representaciones pueden tener diferentes interpretaciones por parte de los individuos de una sociedad, dependiendo del género, la clase social, la historia personal, la edad, etc.
Hoy en día el problema reside en la naturalización de la televisión como espacio para el entretenimiento, unida a la los intereses económicos en juego. Que la noticia sea “espectacularizada” afecta seriamente a los ciudadanos debido a que se alteran las formas de percepción de la realidad. Esto se acentúa debido a que este tipo de prensa rescata los códigos de un público ubicado lejos de las esferas del poder, que prefiere un relato periodístico más cercano a sus luchas y a su cotidianeidad.
Las noticias deben entretener. Y a esto no lo digo yo, sino que uno de los criterios de noticiabilidad es el entretenimiento. El problema radica en que debido a las grandes ambiciones económicas de los dueños de los diferentes medios, este criterio se exagera y se lleva al máximo, no cumpliendo la información con una función pro interés público. Esto es tan así que hemos llegado a un punto en que en los medios esta naturalizado el sensacionalismo. Debería exigirse mayor rigor informativo, pero mientras la gente siga comprando información adulterada como si fuera la pura realidad, es muy difícil que desde los medios se produzca un cambio de parecer.
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